Tienes la mariposa cuatro alas;
tú tienes cuatro versos voladores;
ella, al girar, resbala por las flores;
tú por los labios, al girar resbalas.
Como luces su túnica, tú exhalas
de tu forma divinos resplandores,
y fingen ocho vuelos tembladores
tus cuatro remos y su cuatro palas.
Ya te enredas del alma en una queja,
ya en la azul campanilla de una reja,
ya de un mantón en el airoso fleco.
En el pueblo andaluz, copla, has nacido,
y tienes -ave musical- tu nido,
de la guitarra en el sonoro hueco. Salvador Rueda.
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